Por Édgar Ávila Pérez
Emiliano Zapata, Ver. -Un camino bordeado por grandes potreros donde deambulan docenas de vacas es envuelto por el canto de miles de cigarras que se aparean durante un tramo sinuoso de siete kilómetros.
El bochorno que genera uno de los microclimas de la región de Xalapa, solo es el preludio de una aventura en un reducto para la conservación de especies de flora y fauna de la región.
En el corazón del municipio de Emiliano Zapata, zona conurbada a la ciudad de Xalapa, se erige un refugio y un santuario que promueve la concientización de la sociedad hacia el medio ambiente: El Parque Ecológico La Majahua.
Una extensión de casi 14 hectáreas que en el pasado eran tierras de cultivo, se convirtieron en viveros especializados de plantas en peligro de extinción y en un lugar seguro para animales decomisados por autoridades estatales y federales, entre ellas la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente.
“Queremos llegar a los ojos de muchos amantes de la naturaleza, desde niños de tres años que empiezan a conocer”, describe la directora del lugar, María Elena Salazar Montiel, una mujer comprometida con el medio ambiente.
Sin apoyo oficial, un puñado de hombres y mujeres lograron convertir terrenos áridos en un espacio que obtuvo una certificación de Áreas Naturales Protegidas Área Privada de Conservación en la Categoría de Reserva Privada de Conservación; así como de Unidad de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre. Y van por una certificación de Área Destinada Voluntariamente a la Conservación.
“No es un zoológico es un parque enfocado a la educación ambiental (…) hay que tener paciencia, como todo inicio de un proyecto, sabemos que no es fácil”, admite.
A unos días de haber abierto el recinto, al cual se ingresa por la carretera Xalapa-Plan del Río (casi a la altura de la Academia Estatal de Policía), cuentan con tres recorridos para niños y grandes por rincones del reducto de selva baja caducifolia.
El Pollito, que incluye un paseo por el Jardín Palmetun, el lago natural con 40 tortugas galápagos, los “cultivos” de la planta pata de elefante, área de refugio de un tucán, mapache y tortugas rescatadas y, por supuesto actividades recreativas especialmente diseñadas para los más pequeños.
El recorrido Mapache que incluye paseo por los viveros de plantas ornamentales y de orquídeas, los atractivos miradores, el herpetario con cinco boas constricto y cueva de murciélago.
Y el paseo “Tucan”, con actividades de cañonismo que requiere guías especializados para recorrer las escarpadas zonas, siempre con un seguro médico.
“Se siente paz, armonía y satisfacción”, describe su estancia en el lugar Daniela Hernández García, una bióloga de 23 años que forma parte del programa federal Jóvenes Construyendo un Futuro.
En los viveros, aplica su conocimiento para producir huertos a través de la hidroponía con dos métodos: el recirculante y el texto, con un mínimo uso de agua.
“Me gusta trabajar aquí, a la hora de explicarle a las personas me gusta que se lleven un conocimiento”, afirma la joven que ha logrado cosechar fresas, acelga, cebollin y cilantro.
Desde febrero, un reducido grupo de jóvenes acogidos en el programa federal se unieron a la aventura del parque y con entusiasmo ahora son expertos en educación ambiental, investigación, conservación, resguardo de flora y fauna, liberación de flora y fauna silvestre, recorridos guiados con fides educativos y hasta asesoría en manejo de Unidades de Manejo Ambiental.
Una de ellas es Ana Michel Martínez, quien a tres meses de haber ingresado conoce la historia del lugar, desde que era un terreno semi desértico hasta hoy que tienen colaboración con el Instituto Nacional de Ecología para educación ambiental.
Es amable y dispuesta, describe cada planta, animal y cosa que hay en el parque, sabe de memoria el trabajo de conservación de La Majahua que se erige portentosa sobre la carretera El Lencero-Tinaja.
“Ha sido muy complicado, difícil, pero lo hemos hecho poco a poco y así vamos poco a poco”, agrega la directora del parque, quien mantiene su optimismo porque el recinto se convierta en un lugar de visitas frecuentes de las familias veracruzanas.